En un encuentro difícil de olvidar, Unicaja Málaga supo mostrar su mejor versión y llevarse la victoria en la final de la Supercopa Endesa (80-90) ante un Real Madrid con muchos puntos a mejorar teniendo en cuenta las alturas de la temporada. Con este triunfo, los malagueños suman dos títulos en apenas una semana, sembrando la semilla de lo que puede ser una temporada aún más histórica.
Presión a toda pista
Ibon Navarro tenía un plan y sabía que dependía en gran cantidad del estado físico. Decidió que desde el primer minuto los suyos debían incomodar la salida de los blancos y estar muy activos en la defensa, provocando la mayor cantidad de recuperaciones posibles para correr y tratar de empezar a gestionar una ventaja durante el desarrollo del partido.
Salió a la perfección. Seis robos, nueve puntos al contraataque y una ventaja de +12 en apenas medio cuarto desató la ira de Chus Mateo. Los malagueños ya no solo empezaron a creer, sino que les dio las fuerzas necesarias para seguir trabajando duro durante todo el encuentro, sabedores de que este pequeño minipartido había sentado las bases para los minutos restantes.

Acierto exterior
Con el primer puñetazo sobre la mesa ya dado, Unicaja fue muy inteligente con los siguientes pasos. Siguió planteando una defensa sólida y física, pero ya en campo propio, lo que trajo consigo una evidente reducción de los puntos en transición y una transformación del ataque hacia la línea de tres. Así, Kendrick Perry y Kam Taylor entraron en un pique personal que agradeció el espectador neutral y aún más el malagueño.
En la guerra de triples, el nacionalizado montenegrino se fue al 3/5 y el americano al 4/5. También apareció en los momentos precisos el siempre importante Tyler Kalinoski con dos más. De esta forma, a través de un 39% de acierto desde la larga distancia, los andaluces consiguieron responder a la continuas avalanchas de los seis veces campeones consecutivos, logrando no ceder en ningún momento la ventaja adquirida desde la primera posesión del choque.
Concentración y convicción
En toda una final contra el Real Madrid, los de Ibon Navarro eran plenamente conscientes de que no podían perder la concentración y que debían seguir remando durante los 40 minutos. Tal fue así, que no hubo momentos de desesperación a pesar de la considerable diferencia en la línea de tiros libres (31-8) que cargó de falta a unos cajistas obligados a volver a recuperar el rebote para no permitir puntos de segunda oportunidad, dato en el que los andaluces también lideraron.
Con highlights destacados de todo un Yankuba Sima (14 puntos en 21 minutos) en los tableros parando a Walter Tavares, y el ya mencionado, pero no por ello menos importante, Kameron Taylor logrando un merecido MVP (22 puntos, 6 rebotes y 6 asistencias no dieron lugar a ningún debate), Unicaja Málaga logró su primera Supercopa Endesa. Y tal vez, lo más significativo de todo: dejó una sensación de que este inicio de temporada es solo el principio de una historia con muchos capítulos por escribir.
